Hay quienes tienen un ánimo depresivo e irritable hasta tal magnitud que les impide realizar su profesión con normalidad. A veces, este problema se hace tan grande que dificulta significativamente o impide la realización de tareas en el ámbito laboral. Esto suele pasar con las personas que sufren trastornos depresivos.
En esta situación, lo recomendable es valorar la solicitud de la incapacidad laboral. Este proceso es algo complejo y necesita de una evaluación exhaustiva. En este artículo te explicamos qué son los trastornos depresivos, qué es la incapacidad laboral y cuándo puedes pedirla.
¿Qué es el trastorno de depresión mayor?
Es un trastorno del estado de ánimo que describe un episodio depresivo que dura dos semanas o más y afecta significativamente el ámbito personal, laboral o social de la persona.
Los principales síntomas de este trastorno son:
- Ánimo deprimido: desesperanza, sensación de vacío, tristeza…
- Anhedonia: falta de interés y de disfrute al hacer cosas que antes resultaban agradables.
- Problemas de sueño: insomnio o hipersomnio
- Fatiga.
- Cambios en el apetito.
- Alteraciones cognitivas: dificultad para concentrarse, mantener la atención o tomar decisiones.
- Pensamientos negativos sobre uno mismo.
- Ideación suicida.
Todos estos síntomas pueden tener un gran efecto en el ámbito laboral, llegando a hacer muy difícil un ejercicio adecuado de la profesión.
¿Qué es la distimia?
La distimia es también un trastorno del estado de ánimo. Comparte los mismos síntomas que el trastorno de depresión mayor salvo una diferencia. Los síntomas no son tan graves y no ocurren solo durante un episodio, sino que ocurren persistentemente, no desaparecen.
Estos síntomas pueden empeorar en períodos de estrés o pueden presentarse a la vez que episodio de depresión, de manera que se tenga en durante ese episodio los dos trastornos, el de depresión mayor (solo durante el episodio) y la distimia (persistente si no se trata).
Aunque los síntomas sean más “suaves” que los de la depresión mayor, estos pueden suponer también un obstáculo en el desempeño laboral, por lo que también pueden conducir a la incapacidad laboral.
Impacto de la distimia y el trastorno de depresión mayor en la vida laboral
Los síntomas de ambos trastornos depresivos tienen un efecto significativo en el ámbito laboral. Sus principales manifestaciones son las siguientes:
Dificultades en las funciones ejecutivas
- Problemas de concentración
- Dificultad para prestar o mantener la atención
- Dificultades en la toma de decisiones
- Problemas de memoria
- Disminución de la capacidad de resolución de problemas
Fatiga
- Lentitud psicomotora
- Falta de motivación
- Sensación constante de agotamiento
Problemas cognitivos
- Aumento del estrés y la irritabilidad
- Disminución de la tolerancia a la frustración
- Sensación de inutilidad
- Disminución de la autoeficacia
Problemas en las relaciones laborales
- Asilamiento
- Dificultad para trabajar en equipo
- Absentismo o presentismo
- Disminución del rendimiento
Estas consecuencias no son comunes para todos los casos, ya que depende de la persona que lo sufre y el trabajo al que se dedique.
La incapacidad laboral
Es un reconocimiento médico y legal que se le da a alguien que no tiene la capacidad de realizar su actividad laboral habitual o ningún tipo de actividad laboral debido a problemas de salud. Cuando estas dificultades afectan a la funcionalidad de la persona en el trabajo y son evaluadas por profesionales se le puede atribuir la incapacidad laboral.
La incapacidad puede ser temporal o permanente. Y dentro de las permanentes las hay de distintos tipos: la parcial, la total, la absoluta y la gran invalidez. Si quieres profundizar en la incapacidad laboral, en la diferencia entre sus tipos y en qué implica cada uno puedes consultar este artículo.
El papel del informe pericial psicológico en la incapacidad laboral
Para pedir la incapacidad laboral a causa de un trastorno psicológico, es necesario tener el análisis de una evaluación psicológica. Es una herramienta clave que aportará claridad y credibilidad al caso, ya que este acreditará la existencia del trastorno que tenga la persona y evaluará el nivel de impacto que tiene sobre la vida laboral. También valorará la cronicidad del trastorno, su gravedad y la evolución que ha tenido a lo largo del tiempo, todo a través de instrumentos variados y validados.
Este tipo de informes también ayudan a dar contexto a cómo el trastorno se relaciona con el ejercicio habitual de la profesión de la persona. De esta manera y mediante datos objetivos, se justifica si el trastorno afecta al ámbito laboral y en qué medida. Todo desde un punto de vista imparcial, objetivo y profesional.
Diferencias entre la distimia y el trastorno de depresión mayor para una incapacidad laboral
La incapacidad no se concede a una persona por el tipo de diagnóstico que tenga, sino por como su trastorno afecta al desempeño normal en el trabajo. Da igual el diagnóstico clínico, mientras la persona tenga dificultades para poder trabajar como lo hace habitualmente, puede solicitar la incapacidad laboral.
De todas formas, es innegable que las características de ciertos trastornos suelen llevar a un tipo de incapacitación u otro.
Por un lado, el trastorno de depresión mayor, al estar caracterizada por la aparición de episodios depresivos, suele llevar a una incapacitación temporal prolongada. Estos episodios de sintomatología severa impiden el ejercicio de la profesión de manera temporal ya que, cuando remiten los síntomas, el trabajador puede volver a ser funcional.
Por otro lado, la distimia, al ser persistente, suele llevar a una baja permanente. Ya depende de la gravedad de los síntomas el tipo de baja que le puedan dar. Como la distimia es crónica, nunca deja de afectar el desempeño en el trabajo. En épocas de estrés, lo síntomas pueden empeorar, pero cuando pasa el estrés estos no acaban desapareciendo, por lo que el rendimiento siempre se ve afectado, aunque en mayor o menor medida.
De todas formas, y como hemos dicho antes, la otorgación de incapacidad o no y el tipo de incapacidad dependerá mayoritariamente de la gravedad de los síntomas y de cómo estos afectan al desempeño normal en el trabajo.
Mitos de la incapacidad laboral por trastorno de depresión mayor o distimia
La otorgación de incapacidad y los trastornos depresivos suelen tener asociados una serie de mitos basados en el estigma social. Aquí desmentimos algunos de los más comunes.
“Estar triste no es motivo de coger una baja laboral”
Los trastornos del estado del ánimo no incluyen solo el sentimiento de tristeza, también implica un deterioro de las funciones cognitivas, fatiga, anhedonia…
“Si una persona con distimia está trabajando entonces no está enferma”
La distimia es un trastorno crónico, donde la persona puede trabajar pero gracias a un esfuerzo enorme por mantener el rendimiento. Al final, tiene dificultades persistentes y un agotamiento emocional constante.
“Solo dan la incapacidad a los diagnósticos graves”
Como ya hemos recalcado, la incapacidad no la dan según el diagnóstico, sino según la afectación que tiene la persona a nivel funcional en el trabajo.
“La incapacidad laboral por depresión es un abuso del sistema”
La depresión mayor es un trastorno fundamentado con bases biológicas, psicológicas y sociales reconocidas. Decir que no merece una incapacidad laboral es invalidar las dificultades que conllevan los trastornos mentales.
“Con un poco más de esfuerzo podría seguir trabajando”
La depresión mayor no se supera solo con fuerza de voluntad. Se necesita de ayuda profesional para poder desarrollar las herramientas necesarias para poder vivir con ella.
“Si un episodio depresivo mejora, ya no hay incapacidad”
Con el trastorno de depresión mayor también se valora el riesgo a recaídas, de manera que aunque remitan los síntomas, se tiene en cuenta lo que tardan en reaparecer y la inestabilidad laboral que ello conlleva.
“La distimia no justifica una incapacidad permanente, ya que los síntomas son leves”
Al ser un trastorno persistente en el tiempo, si la persona que lo padece es resistente al tratamiento y este trastorno deteriora el rendimiento laboral de manera sostenida, se puede justificar la incapacidad permanente.
“Si no le han hospitalizado tampoco es tan grave”
Los trastornos depresivos no siempre acaban en hospitalización, pero eso no quiere decir que no sean altamente incapacitantes.
“Si queda con sus amigos y le veo sonreír, no puede estar deprimido”
Las personas con depresión, sobre todo con distimia, pueden mantener su vida social a pesar de estar sufriendo los síntomas constantemente. Eso no quiere decir que no experimente limitaciones en la capacidad laboral.
Conclusión
La distimia y el trastorno de depresión mayor son trastornos que comparten una serie de síntomas, pero tienen unas diferencias claras en la duración y en la gravedad. Ambos pueden llevar a una incapacidad laboral, pero es importante recordar que no es el diagnóstico el que garantiza la incapacidad, sino la afectación que tiene el trastorno en la vida laboral.
Pedir la incapacidad es algo perfectamente válido y que puede servir para tomarse un tiempo y dedicarlo a recibir tratamiento y recuperarse de las dificultades que conllevan los tratamientos del estado de ánimo. Hacer un trabajo con bajo rendimiento no beneficia a nadie, lo que sí beneficia a todos es poder coger una baja para aliviar el malestar y poder dedicar tiempo a aprender a manejarlo.




