Abuso sexual infantil

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Los abusos sexuales son la forma más dañina del maltrato infantil. El abuso sexual infantil incluye cualquier tipo de actividad sexual con un niño que esté destinada a proporcionar una satisfacción sexual a uno de los padres, un cuidador o cualquier otro individuo que tenga alguna responsabilidad sobre el niño.

El abuso sexual incluye actividades tales como caricias en los genitales del niño, penetración, incesto, violación, sodomización y exhibicionismo indecente. También se incluye como abuso sexual cualquier explotación del niño, sin necesidad de contacto, por parte de un progenitor o cuidador; por ejemplo, obligando, engañando, atrayendo, amenazando o presionando al niño para que participe en actos de satisfacción sexual a terceros, sin contacto físico directo entre el niño y su agresor.

Abusos sexuales en menores

El abuso sexual de un menor implica una serie de graves consecuencias psicológicas a corto y largo plazo para el niño. Estas consecuencias pueden ser en el ámbito emocional, social, problemas funcionales, problemas de adaptación o de ámbito sexual. El abuso sexual en la infancia es un factor de riesgo para muchísimos trastornos psicológicos, entre ellos destacan la depresión, el trastorno por estrés postraumático, la conducta suicida, entre otros

Importancia del psicólogo en los procesos judiciales de abuso sexual de menores

Con el paso de los años, han ido aumentando en España las denuncias por abuso sexual infantil. Estas requieren de la intervención de un psicólogo perito para la exploración psicológica del menor.

¿Por qué se requiere del psicólogo perito? Esto es así, porque en la mayoría de los casos, la única prueba que existe es el testimonio del menor. Estos delitos suelen cometerse en la intimidad y el agresor suele tener ventaja por ser superior al menor y le pide que asegure su silencio.

Se trata de delitos en los cuales es muy difícil encontrar testigos o pruebas físicas.

Testimonio del menor como única prueba

Debido a que es muy poco probable que el abusador admita los hechos sucedidos, la única prueba suele ser el testimonio del menor. Por ello, se necesita la valoración de la credibilidad del testimonio del menor (víctima).

Debemos tener en cuenta que no todas las denuncias son verdad, ni todos los abusos son denunciados. Aunque no es muy común que un niño se invente algo de este estilo.

Además, no es lo mismo una denuncia falsa que una sin fundamentos.

Aportar prueba de credibilidad de testimonio del menor

Esta prueba de credibilidad del testimonio del menor, puede ser necesaria en diferentes casos. Puede requerirse en casos de separación o divorcio, o como estamos viendo en casos de abuso sexual hacia el menor. Es el psicólogo quien ha de verificar la credibilidad del menor mediante un peritaje. En procesos penales, el peritaje psicológico es obligatorio, mientras que en gran parte de procedimientos administrativos y civiles, es opcional aunque suele ser favorable para el menor.

Por tanto, es importante la figura del psicólogo forense en casos de abusos sexual infantil. Cuando el que pone la denuncia es uno de los progenitores, es importante el hecho de interferir en el cumplimiento del régimen de visitas, el conseguir la guarda y custodia, lograr alejar a su hijo del otro progenitor y dar respuesta a cuestiones emocionales (venganza por abandono, mantenimiento de algún vínculo con su expareja…)

La entrevista forense es una herramienta fundamental de evaluación ante la sospecha de un abuso sexual infantil, por tanto, es conveniente realizar correctamente su diseño y aplicación.

Para una evaluación del maltrato y su gravedad se ha de llevar a cabo varias entrevistas y sesiones para reunir la información necesaria para una valoración psicológica. Las entrevistas de este perito deben estar estructuradas o semiestructuradas.

Daño psíquico, lesión y secuelas

La lesión psíquica se refiere a una alteración clínica aguda y la secuela trata de una persistencia y estabilización de la misma lesión, indicando una discapacidad permanente.

La secuela psíquica o emocional se relaciona al daño psíquico con el trauma y se ha de diferenciar de la situación previa de la víctima: psicopatología previa, características de personalidad, conflicto familiar… Es decir, el daño psíquico ha de estar relacionado directamente con el episodio sufrido y que haya un efecto de causalidad (causa- efecto).

Demostrar una causalidad no es algo sencillo, puesto que hay que tener en cuenta las diferentes variables que protegen al menor y su propia vulnerabilidad, estos efectos producidos por el impacto psíquico, se verán reflejados a lo largo de la vida del menor.

Afectando tanto a la salud física como psicológica, independientemente de en la etapa que se produzca, aunque hay que puntualizar que si se producen en la infancia el impacto es mucho más significativo ya que está en pleno desarrollo de su personalidad y es un momento en el que la estabilidad y protección son esenciales.

El sufrir violencia siendo menor puede acarrear múltiples consecuencias y pese que la física sea la más visible no significa que sea la más grave ni frecuente. La psicología actúa de forma más dañina en la persona, y puede llevar a consecuencias psicopatológicas, de tipo externalizante e internalizante: problemas de conducta, hiperactividad/problemas de atención, hostilidad/agresividad/irritabilidad/rabietas…

El mero hecho de la exposición a niveles altos de violencia va a conllevar a que el concepto de violencia se distorsione. Esto hace que responda de manera agresiva, genere emociones contradictorias y diferentes de ira para calmar su frustración.

Técnicas para la entrevista

Para valorar las habilidades específicas, como son el lenguaje, la noción del espacio, tiempo… se hará un juego focalizado que consistirá en proponer a las personas realizar una entrevista para realizar unas actividades concretas. Este juego se trata de centrar la actividad lúdica para valorar las habilidades específicas, su estado emocional y afectivo.

En cuanto a la parte de las preguntas de la entrevista, se asegura que se va a hacer en un sitio determinado donde se cuente con “soportes de ayuda” para recoger la información necesaria, ya sean materiales de juego, dibujos, muñecos… En ese período se está recogiendo información sin estar preguntando de manera directa. Estas preguntas se combinan con preguntas generales como “¿sabes por qué estamos aquí?” y con preguntas enfocadas o focalizadas: las preguntas enfocadas pueden ser de las personas (cuántos hermanos tienes y con cuántos vives), con el contexto donde se produjo el abuso, enfocado a las partes del cuerpo (¿alguna vez has visto ‘x’ parte del cuerpo?)

Es recomendable contar con preguntas de respuesta múltiple para que se sienta más seguro respondiendo: ¿con quién te sientes más cómodo con el abuelo o con el papá? 

También es recomendable utilizar la técnica de “Perdona… Creo que no te he entendido bien, ¿has dicho que fue malo o Mario?”

En cuanto a las preguntas inductoras, son preguntas que previamente se sabe ya que se las van a preguntar y se utilizan para los juicios y no son recomendables en las evaluaciones.

Medidas judiciales

El delito de abusos y agresiones sexuales a menores, se tipifica en el art. 183 del Código Penal de la siguiente forma:

El que realizare actos de carácter sexual con un menor de dieciséis años, será castigado como responsable de abuso sexual a un menor con la pena de prisión de dos a seis años.

Cuando los hechos se realizan con violencia o intimidación, la pena oscila de cinco a diez años.

Cuando el ataque consista en acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías, el responsable será castigado con la pena de prisión de ocho a doce años, en el caso del apartado 1 y con la pena de doce a quince años, en el caso del apartado 2. 

Los agravantes son:

  • Escaso desarrollo tanto intelectual como físico de la víctima colocándola en una situación de indefensión.
  • Cuando son realizados por dos o más personas.
  • Si es degradante o vejatorio.
  • Cuando se haya prevalido de una relación de superioridad.
  • El acto se hace con alevosía.
  • Cuando se realice en un grupo que se dedica a la realización de tales actividades.
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