Acoso Vecinal

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Acoso vecinal

«Blocking», aunque te suene raro, te va a sonar familiar. Hablemos del acoso vecinal o “blocking”.

Cuándo estos pacientes acuden a nuestra consulta normalmente no son conscientes de ser víctimas de acoso vecinal. Normalmente, acuden buscando ayuda profesional por los problemas y síntomas asociados. 

Por ejemplo: alteraciones del sueño, ansiedad, depresión, fobias, estado de ánimo alterado, alteraciones físicas, irritabilidad, miedo a salir o estar en casa, a hacer algún ruido e incluso a abrir el buzón, entre otros, son los síntomas más comunes que presentan las víctimas de acoso vecinal.

Los vecinos que sufren acoso pueden sentirse aislados, estresados e incluso llegar a sufrir problemas de salud mental como ansiedad, depresión y trastornos de estrés postraumático. Además, el acoso vecinal puede afectar negativamente a la calidad de vida de las personas, ya que pueden sentir miedo e inseguridad en su propio hogar.

Es importante destacar que el acoso vecinal no es un problema nuevo, pero ha ganado una mayor atención en los últimos años. En muchos casos, el acoso vecinal puede ser el resultado de disputas de larga data, malentendidos o incluso prejuicios de los vecinos. Sin embargo, en otros casos, puede ser una forma de controlar a los vecinos o incluso de obtener beneficios económicos.

Es fundamental que los vecinos, las autoridades locales y las organizaciones comunitarias trabajen juntos para prevenir y abordar el acoso vecinal. Esto puede incluir la promoción de la comunicación y la comprensión entre los vecinos, la implementación de políticas de vivienda justas y equitativas, la educación sobre el acoso vecinal y la promoción de recursos de apoyo para las personas afectadas.

En definitiva, el acoso vecinal es un problema grave que puede tener graves consecuencias para la salud y la calidad de vida de las personas. Es importante tomar medidas para prevenir y abordar este problema y trabajar juntos para promover una comunidad más justa y solidaria.

¿Qué es?

El hostigamiento o acoso vecinal se incluye en el Art. 172 del Código Penal, que tipifica el delito de acoso o stalking, que se refiere a cuando una persona es víctima de alguien que le persigue, hostiga o perturba de forma constante y habitual.

Si se produce esta conducta en un vecino hacia otro estará cometiendo un delito de acoso compatible con acoso vecinal.

Actualmente es evidente que todavía no existe una cultura de denunciar esta clase de acoso. Esto se debe a la reciente reforma del Código Penal del 1 de julio de 2015.

La situación de acoso vecinal suele responder a que el acosador empieza quejándose por algún problema concreto, a expandir rumores e incluso a vigilar las entradas y salidas del vecino acosado. 

Muchas veces no directamente al acosado, sino a familiares que conviven con el acosado, al presidente de la comunidad o a otros vecinos (poniéndoles en contra del acosado).

 Las víctimas de acoso vecinal, además de recibir insultos o notas anónimas, sufren el vacío de los vecinos y daños en su propiedad. El objetivo último del acoso vecinal: que el acosado abandone la propiedad.

El perfil del acosador es compatible con el de un psicópata socializado.

Éstos se caracterizan por la falta total de empatía, la imitación profunda de sus emociones y una personalidad narcisista.

Pero ¿cómo diferenciar si sufro actividades molestas o acoso vecinal?

La respuesta la da el Código Penal cuando recoge las penas correspondientes para este delito, y especifica que la actuación ha de ser insistente y reiterada y que altere gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de la víctima, recordando que todas estas actuaciones deben probarse (mediante informe pericial psicológico).

Los motivos de las confrontaciones entre compañeros de escalera (o urbanización) pueden ser muchos. Pero hay 6 focos de conflictividad en la convivencia vecinal, según el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid). 

La morosidad, los ruidos, las reformas, las obras comunitarias, las humedades y el uso de las zonas comunes son las causas principales de los problemas entre vecinos.

Las principales actividades comprendidas dentro del blocking o acoso vecinal son:
  • Vigilar, perseguir o buscar la proximidad física de la persona acosada.
  • Establecer o intentar establecer contacto con terceros por cualquier medio de comunicación o a través de ellos.
  • Adquirir productos, bienes o servicios bajo contrato haciendo un uso indebido de sus datos personales o provocando que terceros se comuniquen con ellos.
  • Violar su libertad o propiedad, o la libertad o propiedad de otros con quienes está estrechamente relacionado.
  •  Atacar los bienes propios (rayar el coche, pinchar la rueda, girar la cerradura…) o atacar a los familiares de la persona acosada.

El acoso vecinal está sancionado con prisión de tres a 24 meses o  multa de seis euros al día (de seis meses a dos años).

La gestión y resolución de tensiones en situaciones de acoso vecinal suelen pasar primero por la puerta del presidente de la comunidad, después por la junta de vecinos (con la entrada en escena el mediador, actor reconocido por ley, pero no obligatorio) y, en última instancia, pueden llegar incluso a las manos de un juez.

El mediador es un profesional experto en Psicología y oratoria que puede ayudar a mejorar y facilitar la convivencia. Debe poseer  habilidades en la gestión de conflictos, la mediación y hasta el coaching. Desarrolla su función sin ser un juez ni árbitro. No impone soluciones, siendo capaz de reconducir los problemas y ayudando a encontrar un camino beneficioso para todos.

Antes de todo esto, si no tienes claro aún si es o no acoso deberías consultarlo con un profesional, para que no te tomen por alguien exagerado/a y duden de tu credibilidad en caso de que llegue a suceder de verdad.

El CAFMadrid estima que en torno al 80% de disputas en las comunidades de propietarios, puede dilucidar a través de la alternativa de la mediación.

¿Qué hacer en estos casos?

La prueba es fundamental en este tipo de procesos. Recaba todas las pruebas posibles: testigos, documentación, etc. Plantéate instalar cámaras de videovigilancia en tu domicilio y plaza de garaje.

Lamentablemente, es así, las pruebas lo son todo en estos casos, sin pruebas o testigos se anulará la sentencia puesto que no se podrá demostrar lo que se intenta denunciar.

Si crees que sufres acoso vecinal o “blocking” tienes dos alternativas.

La primera es contratar los servicios de un mediador especializado en el ámbito civil experto en conflictos vecinales. 

Su función es intentar resolver el conflicto mediante un acuerdo. El acuerdo resultante de la mediación, sirve como un contrato con plena validez legal. En él se fijan las consecuencias en caso de incumplimiento por alguna de las partes.

La segunda alternativa y última alternativa consiste en denunciar. El abogado experto en acoso vecinal y el perito psicólogo deben ser tus aliados. Deberemos apoyar nuestra denuncia de acoso mediante un informe pericial psicológico. 

Este instrumento plasma la evaluación psicológica del acosado. Debe demostrar la causalidad entre el acoso y las secuelas de la víctima. Para ello debe evaluar cómo el hostigamiento vecinal ha podido incidir en el origen de alguna patología.

 El informe pericial psicológico es un instrumento que sirve como medio de prueba en los juicios. Con el peritaje psicológico podemos demostrar los daños o secuelas psicológicas de la situación de acoso.

Consecuencias físicas y psíquicas en el afectado/a

El acoso vecinal puede tener graves consecuencias físicas y psíquicas en la persona afectada. Algunas de las consecuencias más comunes incluyen:

Consecuencias físicas:
  • Trastornos del sueño y cansancio crónico
  • Dolor de cabeza, migrañas y dolores musculares
  • Problemas digestivos y gastrointestinales
  • Cambios en el apetito y en los patrones alimentarios
  • Pérdida o aumento de peso
  • Hipertensión arterial y problemas cardiovasculares
  • Aumento de enfermedades autoinmunitarias
  • Alteraciones hormonales

Consecuencias psicológicas:

  • Ansiedad, miedo y estrés crónico
  • Depresión y tristeza persistente
  • Pérdida de autoestima y de confianza en uno mismo
  • Aislamiento social y problemas de relación
  • Pensamientos suicidas y trastornos de estrés postraumático
  • Insomnio y pesadillas recurrentes
  • Dificultades para concentrarse y tomar decisiones
  • Cambios de humor bruscos

Importante destacar que estas consecuencias pueden variar dependiendo del individuo, de la gravedad y duración del acoso, y de la respuesta de la comunidad y las autoridades. El acoso vecinal es una forma de violencia que puede tener un impacto a largo plazo en la vida de las personas afectadas, por lo que es fundamental tomar medidas preventivas y de protección para garantizar su bienestar.

Causas del Blocking o acoso vecinal

Normalmente, este acoso es debido sin ningún tipo de razón, simplemente el agresor quiere que abandones la vivienda, pero sí que es cierto que puede haber algún motivo:

A lo mejor por puro egoísmo no quiere tener vecinos cerca y simplemente se quiere deshacer de ellos, pero también está la posibilidad de que tú sin darte cuenta le hayas causado odio contra ti mismo. 

Sé que es desconcertante, pero piensa en lo que puedas haber hecho que haya molestado al vecino, aunque parezca una tontería, son muchas las situaciones que desesperan a las personas y lo mejor es actuar contra ello. 

Lo primero, si ya recuerdas algo que pueda haber molestado al vecino, no te lo calles, intenta resolverlo de alguna forma. Y si el caso se da que no es culpa tuya, sigue los consejos de arriba para solucionar tu problema de una vez por todas.

Diferencias entre conflictos vecinales y acoso vecinal

Las diferencias entre conflictos vecinales y acoso vecinal se encuentran en la naturaleza, intensidad y persistencia de las interacciones negativas entre vecinos. A continuación, se desarrollan estas diferencias.

Naturaleza de las interacciones:
  • Conflictos vecinales: Los conflictos vecinales son disputas o desacuerdos ocasionales que surgen en la convivencia cotidiana entre vecinos. Estos conflictos pueden estar relacionados con problemas de ruido, uso de espacios comunes, mascotas, aparcamiento u otros aspectos que generan molestias o inconvenientes.
  • Acoso vecinal: El acoso vecinal implica una conducta deliberada y repetida de hostigamiento, intimidación o agresión emocional dirigida hacia un vecino específico. El acoso puede manifestarse a través de insultos, amenazas, difamación, vandalismo u otras formas de maltrato que buscan perturbar la tranquilidad y bienestar de la persona afectada
 Intensidad de las interacciones:
  • Conflictos vecinales: Los conflictos vecinales tienden a ser situaciones puntuales que pueden generar tensiones momentáneas, discusiones o malentendidos. Estos conflictos pueden resolverse mediante el diálogo, la negociación y la búsqueda de soluciones mutuamente aceptables.
  • Acoso vecinal: El acoso vecinal implica una intensificación de las interacciones negativas, donde el acosador busca de manera deliberada causar daño emocional o psicológico a la persona objeto de acoso. El acosador puede persistir en su conducta a lo largo del tiempo, con el propósito de controlar, intimidar o humillar a la víctima.
Persistencia de las interacciones:
  • Conflictos vecinales: Los conflictos vecinales tienden a ser eventos aislados que pueden resolverse o diluirse una vez que se encuentre una solución o se llegue a un acuerdo entre las partes involucradas. Una vez que se resuelve el conflicto, las interacciones entre vecinos pueden retomar un estado de convivencia más tranquilo y pacífico.
  • Acoso vecinal: El acoso vecinal se caracteriza por su persistencia y continuidad en el tiempo. El acosador no se detiene después de una sola interacción negativa, sino que busca mantener una conducta sistemática de hostigamiento hacia la víctima. Esta persistencia puede generar un gran impacto emocional en la persona acosada y dificultar su capacidad para recuperar un ambiente de convivencia pacífico.

Es importante tener en cuenta estas diferencias para poder identificar adecuadamente el acoso vecinal y tomar las medidas necesarias para abordarlo de manera efectiva. Mientras que los conflictos vecinales son comunes y pueden resolverse mediante la comunicación y la búsqueda de soluciones mutuamente aceptables, el acoso vecinal implica un patrón de comportamiento más perjudicial y dañino, requiriendo una intervención más específica y enérgica para proteger a la víctima y promover un entorno de convivencia seguro y respetuoso.

Factores de riesgo y causas

Dinámicas sociales y culturales que favorecen el acoso vecinal

  • Individualismo y falta de empatía: en sociedades donde prevalece el individualismo y la falta de empatía hacia los demás, las relaciones vecinales pueden debilitarse. El enfoque centrado en uno mismo puede llevar a una falta de consideración y respeto hacia los demás, lo que facilita la aparición de conductas de acoso y hostigamiento.
  • Competencia y rivalidad:  En entornos donde se fomenta la competencia y la rivalidad, los vecinos pueden percibirse como adversarios en lugar de compañeros de comunidad. Esto puede generar actitudes de hostilidad y agresividad, promoviendo el surgimiento de conflictos y acoso vecinal.
  1. Estigmatización y prejuicios: Los estereotipos, prejuicios y discriminación hacia determinados grupos de personas pueden contribuir al acoso vecinal. Cuando existen ideas estigmatizantes o sesgos negativos sobre ciertas características personales, como la raza, la religión, la orientación sexual o la condición socioeconómica, se pueden manifestar en comportamientos de hostigamiento y exclusión en el ámbito vecinal.
  2. Cultura de chismes y rumores: En algunas culturas o comunidades, existe una tendencia a difundir chismes y rumores, lo que puede alimentar conflictos y malentendidos entre vecinos. Estos chismes pueden exagerar situaciones, crear estigmatización y contribuir al acoso vecinal, ya que se propagan informaciones falsas o negativas que perjudican la imagen y reputación de la persona afectada.
  3. Falta de comunicación y resolución pacífica de conflictos: La falta de habilidades de comunicación y de estrategias para resolver pacíficamente los conflictos puede favorecer la escalada de situaciones negativas entre vecinos. Cuando no se establecen canales adecuados de diálogo y se carece de herramientas para abordar los desacuerdos, es más probable que se recurra al acoso y la hostilidad como forma de expresión.
  4. Cultura del silencio y falta de denuncia: En muchos casos, el acoso vecinal permanece oculto debido a la cultura del silencio y el miedo a represalias. Las víctimas pueden temer las consecuencias de denunciar o no contar con el apoyo de otros vecinos o autoridades. Esta falta de denuncia contribuye a la perpetuación del acoso vecinal y dificulta su erradicación.

Es importante comprender estas dinámicas sociales y culturales que favorecen el acoso vecinal para poder abordar eficazmente este problema. Promover una cultura de respeto, empatía y solidaridad, fomentar la comunicación y el diálogo entre vecinos, y establecer mecanismos de prevención y resolución pacífica de conflictos son algunas de las estrategias necesarias para contrarrestar estas dinámicas y construir comunidades vecinales más armoniosas y seguras.

naiara alonso
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